martes, 17 de septiembre de 2013

nadaismo



Por Eduardo Escobar
Nació en 1958 en Medellín con el lanzamiento del Manifiesto Nadaísta por Gonzalo Arango. Significaba una revolución en la forma y el contenido del orden espiritual imperante en Colombia.
Tenían un extenso programa de subversión cultural (estético, social, religioso), que apoyándose en la duda y en elementos no racionales y teniendo como arma la negación y la irreverencia, el desvertebramiento de la prosa y el inconformismo continuo buscaban el cuestionamiento de la sociedad colombiana.
La aspiración del nadaísmo era desacreditar el orden instaurado en aquella época. El nadaísmo nacía de una sociedad que si no había muerto “apestaba”, apestaba a cucharadas sudadas a regimiento, a sotanas sacrílegas, a maquinaciones políticas, a literatura rosa.
Este movimiento era el resultado de un cambio de ritmo histórico y violento que desquició las estructuras de la sociedad y los valores espirituales del hombre colombiano. Para la juventud era un estado esquizofrénico —consciente contra los estados pasivos del espíritu y de nuestra cultura. Era una juventud atolondrada ante el mundo de horror de la era espacial en la que habían nacido y a la que no se habían acostumbrado.
Declaraban no estar al servicio de ningún partido político nacional o internacional, lo que no los excluía de la posibilidad del deber intelectual al servicio de una causa que beneficiara la paz, el progreso de la humanidad, la libertad del arte y del pensamiento en todas sus manifestaciones. Defendían como razón de ser todos los movimientos literarios y artísticos de vanguardia de América Latina y Colombia.
Pensaban crear la revista Nada, que luego fue Nadaísmo 70, con ocho números de 1970 - 1971. Esta surgió bajo la consigna —locura, viscosidad, revolución, desorden, belleza nueva y verdad desvestida. En esta revista tuvieron cabida todos los representantes del grupo influidos un poco por el surrealismo, el existencialismo francés y de la beat generation norteamericana.
Algunos de ellos se han definido como un estado revolucionario del espíritu que excede toda clase de previsiones y posibilidades, o como una aventura al servicio de lo maravilloso.
* * *
Manifiestos
1959 - Los Camisas Rojas
1959 - Primer Manifiesto Vallecaucano
1960 - Mensaje bisiesto a los intelectuales colombianos
1960 - Exposición radiantiva de la poesía Nadaísta
1961 - Manifiesto a los escribanos católicos
1962 - Mensaje a los académicos de la lengua
1963 - Las promesas de Prometeo
1963 - Dignidad y desamparo del arte
1964 - El sermón atómico
1965 - Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens
1966 - Manifiesto Poético
1968 - El Nadaísmo y las fuerzas desarmadas
1968 - El Nadaísmo informa
1971 - El Nadaísmo con Fidel
1978 - Al sacerdote poeta Ernesto Cardenal
Fuente:
Gonzalo Arango. Eduardo Escobar, Bogotá, Procultura (Colección Clásicos Colombianos. Nº 7), 1989.
Definición del Nadaísmo
El Nadaísmo, en un concepto muy limitado, es una revolución en la forma y en el contenido del orden espiritual imperante en Colombia. Para la juventud es un estado esquizofrénico-consciente contra los estados pasivos del espíritu y la cultura.
Ustedes me preguntarán por una definición más exacta. Yo no sabría decir lo que es, pues toda definición implica un límite. Su contenido es muy vasto, es un estado del espíritu revolucionario, y excede toda clase de previsiones y posibilidades.
¿Podrían decirme ustedes qué es el Catolicismo?; o, ¿qué es el Marxismo?
—Que es la elección del alma sobre sus fines superiores.
—Y que es la política para fundar una sociedad universal sobre las bases de la felicidad humana y de idénticas oportunidades económicas y espirituales para todos.
Esas respuestas son parciales, incompletas, pues el Catolicismo y el Marxismo son eso, y todo lo demás: un quehacer histórico del hombre que vierte su existencia sobre fines ultraterrenos o terrestres, según recaiga su elección en la tierra o en el cielo; una lucha de valores por conquistar una preeminencia en el más acá, o en el más allá.
Nosotros no queremos trabajar sobre lo definitivo. El Nadaísmo nace sin sistemas fijos y sin dogmas. Es una libertad abierta a las posibilidades de la cultura colombiana, con un mínimo de presupuestos de lucha que evolucionarán con el tiempo hacia una estimación valorativa del hombre, una forma de belleza nueva, y una aspiración sin idealismos románticos ni metafísicos hacia una sociedad evolucionada en el orden cultural y artístico.
II
Concepto sobre el artista
Se ha considerado al artista como un ser más cerca de los dioses que del hombre. A veces como un símbolo que fluctúa entre la santidad o la locura.
Queremos reivindicar al artista diciendo de él que es un hombre, un simple hombre que nada lo separa de la condición humana común a los demás seres humanos. Y que sólo se distingue de otros por virtud de su oficio y de los elementos específicos con que hace su destino.
Afirmamos nuestra incredulidad en el Genio. El artista no es ningún Genio. Él es un ser privilegiado con ciertas cualidades excepcionales y misteriosas con que lo dotó la naturaleza. En el artista hay satanismo, fuerzas extrañas de la biología, y esfuerzos conscientes de creación mediante intuiciones emocionales o experiencias de la Historia del pensamiento.
Situemos al artista en su sitio devolviéndole su condición humana y terrestre, sin superioridades abstractas sobre los demás hombres. Su destino es una simple elección o vocación, bien irracional, o condicionada por un determinismo bio-psíquico consciente, que recae sobre el mundo si es político; sobre la locura si es poeta, o sobre la trascendencia si es místico.
III
El Nadaísmo y la poesía
Trataré de definir la poesía como toda acción del espíritu completamente gratuita y desinteresada de presupuestos éticos, sociales, políticos o racionales que se formulan los hombres como programas de felicidad y de justicia.
Este ejercicio del espíritu creador originado en las potencias sensibles, lo limito al campo de una subjetividad pura, inútil, al acto solitario del Ser.
El ejercicio poético carece de función social o moralizadora. Es un acto que se agota en sí mismo. Que al producirse pierde su sentido, su trascendencia. La poesía es el acto más inútil del espíritu creador. Jean Paul Sartre la definió como la elección del fracaso.
La poesía es, en esencia, una aspiración de belleza solitaria. El más corruptor vicio onanista del espíritu moderno.
Sin duda, queda una posibilidad de belleza viril en la poesía colombiana, de belleza inútil y pura, y ésta sólo puede ser el producto de la estética Nadaísta.
Y la poesía Nadaísta es la libertad que desordena lo que ha organizado la razón, o sea, la creación inversa del orden universal y de la Naturaleza.
La poesía es por primera vez en Colombia una rebelión contra las leyes y las formas tradicionales, contra los preceptos estéticos y escolásticos que se han venido disputando infructuosamente la verdad y la definición de la belleza.
André Gide soñaba en “Los nuevos alimentos terrestres” con un arte de las palabras que no tratara de probar ni definir nada.
Tal adivinación sobre la esencia de la poesía, materializa la fe creadora del mundo irracional y consciente en la poesía Nadaísta, de la cual se excluye la polémica, la dialéctica, la lógica, la retórica, el ritmo, la rima, la belleza clásica, el sentimiento, la razón, para quedar reducida a la simple intuición de belleza purificada y liberada de la satrapía de las entelequias y de las formas, y depurada en el simple esquema, la honda víscera del irresponsable espíritu creador que produce simultáneamente belleza Consciente-Inconsciente; Irracional-Conceptual; Onírica-Despierta; o sea belleza pura-nata como un pecado original.
Belleza que es protesta y desobediencia a todas las leyes Ético-Políticas-Estéticas-Socia les-Religiosas, y es vértigo ante el peligro de lo prohibido. Porque ser poeta significa aceptar esa pasión culpable y a la vez redentora derivada de la alegría que produce la destrucción del Orden Universal. En cuya destrucción se purifica el espíritu de todas sus resignaciones, conformismos divinos y revelados que traen el mensaje de la perdición y esclavitud del espíritu.
Por la gran causa libre de la poesía no es posible, ni lícito, ni permitido, hipotecarla en empresas idealistas de orden social o político. Eso sería asignarle un legítimo carácter bastardo a su género.
No se puede comprometer la poesía asignándole responsabilidades espirituales o morales en el devenir del hombre y de la Historia. De eso se encargaría la política, que es arte y ciencia al mismo tiempo, implica aspiraciones de justicia y de felicidad, y es síntesis de valores racionales.
Al surgir esta nueva forma de belleza Nadaísta toca a su ocaso la belleza clásica; la belleza medida y calculada; la belleza pulsada e inspirada; el pasatiempo de la belleza; la enseñada por los profesores de retórica; la belleza del éxtasis celeste; la belleza lírica; la belleza elegíaca; la belleza épica y pastoril; el truco abominable de la belleza parnasiana; la que fabrican los poetas masivos y mesiánicos..., pero sobre todo, la belleza que se hace con olor a mujer, esa detestable traición a la belleza que es el romanticismo.
Secularmente la poesía colombiana ha extraído su numen de las pestilencias o los perfumes del sexo femenino, lo que significa una impureza y un impudor contra la castidad del arte.
No más concubinato lírico con las musas. Eso es pagar con monedas envilecidas el alto precio de la belleza.
Como la poesía Nadaísta es una revolución frente a la estética tradicional, eso implica el descubrimiento de una nueva estética que abrirá todos los controles bajo los cuales ha permanecido oculto un misterioso mundo poético: el mundo subconsciente que es como el depósito general de un almacén del espíritu que provee las exigencias de la conciencia reflexiva.
Esos materiales irracionales son como basuras del espíritu moral, los reductos desechados por el puritanismo burgués. Nosotros los Nadaístas vamos a recogerlos y a consagrarlos como materia de arte, como yacimientos de riqueza inexplotada, con los cuales vamos a elaborar una belleza pura, sin sometimientos a la dictadura de la razón y a las prohibiciones de una retórica frígida.
La revolución Surrealista de André Breton intentó esta aventura salvando a la poesía francesa del fastidioso academicismo en que estaba detenida, creando bases para la expresión de una estética libre de sujeciones y preceptos.
Breton definía esa elevada misión reformadora del Surrealismo con la creencia en una “...realidad superior de ciertas formas de asociaciones despreciadas hasta entonces, en el poder del sueño, en el juego desinteresado del pensamiento...”.
Para identificar la poesía Nadaísta será necesario que alternen en el poema la razón frígida de la sensibilidad intuitiva, simultáneamente con la sensibilidad ardiente de la Razón Pura deductiva.
Lo que no sea esto, será bazofia bizantina, vergonzosos lastres de academicismo; artificio estéril de retóricas decadentes; residuos lustrosos de estéticas insepultas pero ya podridas; cadáveres de belleza disecada y conservada por el mal gusto, los sentidos atrofiados, y una propensión del espíritu neutro y eunuco del hombre colombiano para reaccionar positivamente, virilmente, ante los estímulos apremiantes de la nueva belleza Nadaísta.
tomado del primer manifiesto nadaista(fragmento)

Poema tristísimo

Si muero
te invito al sol
alma mía
y no olvides
llevar tu cuerpo
Sufriremos felices
y juntos seremos
carne de luz
en la memoria de Dios
Y si no hay Dios
lo mismo da
Recordaremos el sol
que tanto nos gustaba
allá en Cali Colombia
Nuevo Mundo ¿Recuerdas?
¿O era en la luna?
              ¡Lo olvidé!
Gonzalo Arango

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